Frankfurt Book Fair

Pues sí, después mil aquí llego dispuesta a relatar mi experiencia en la feria del libro como si hubiese sido ayer. Así que nada, sin más dilación os voy a contar mi historia por tierras germanas, que en su totalidad fueron para hacer un duro trabajo de verme casi todos los puestos de libreros, aunque también he de decir que me lo pasé genial con Blanca que ya que estamos le hago publicidad de su blog con el que últimamente estoy aprendiendo mucho sobre conflictos, cultura y presente y pasado de la humanidad: No sin mi Trados. He de decir que en su estancia allí aprendí mucho sobre ella, la carrera, y la cocina al microondas.
Bien pues empezamos:

Toda esta locura empezó en los albores de los tiempos a finales de septiembre cuando fui a visitar a una profesora que me habían recomendado por twitter con esto de decir que me encantaba traducir poesía. Ella me incitó a publicar un libro con mis poesías y sus traducciones (libro bilingüe de toda la vida) e irme a la Feria del libro de Frankfurt ya que sé hablar alemán. Así que nada, con dos semanas me armé de valor y sobrepasé la barrera de lo franqueable para poder llegar a tiempo a la fecha (en otro momento publicaré como  logré sobreponerme y publicar un libro).

Antes de ir a esta feria del libro he de decir que tienes que tener varias cosas preparadas:

  1. Si vas como traductor, haberte dado de alta en la página web de la Frankfurt Book-Fair y haberte creado un perfil como traductor que pasará a incluirse en una lista. Además allí también puedes comprar los tickets o conseguir los pases.
  2. Haberte descargado el mapa del sitio y las zonas y tener un breve esquema de qué naves son las que más te interesa ver y su orden. Tener claro que no vas a verlas todas.
  3. Estar en buena forma física.
  4. Si vas como autor, tienes que tener en cuenta que las citas con los agentes se cogen previas al evento.

Así que gracias a Ryanair y videos en youtube empaqueté mi ropa de las conferencias, 40 libros y un pijama y me fui para allá. Que por cierto, he de agradecer a tener este blog, pude conseguir los pases gratis y para toda la semana y no solo para los días de abierto al público, lo cual fue de agradecer.
Gracias a mi síndrome de Diógenes tuve donde guardarlos
El primer día tras mucho esperar colas innecesarias pude ponerme el pase y ahí que me fui con mi mejor sonrisa a descubrir qué era aquello.


Pues para empezar me encontré con naves grandísimas en pleno centro de la ciudad, el recinto ferial más grande que he visto en mi vida. Según datos de la Wikipedia:
 Se considera la 2º más grande del mundo con aproximadamente 6.700 expositores y más de 270.000 visitantes, sólo superada por la de Chicago.
Así que imaginad.


Una editorial me había dicho que yendo en solitario me iba a perder y sería como nadar en un océano de información. Tenía razón, pero yo, precavida que soy, me hice un esquema y táctica de avance. Mis primeras presas era cómic, infantil, novela y poesía seguido de animales, cocina y viajes. Pero aquello era inmenso.
Digamos que me tiré un día entero solo para una planta de una nave cuando la feria contaba con más de ocho pabellones.

¿Y cómo se dio eso de venderse a uno mismo?

Bueno, pues al principio da vergüenza, el primer día ni me atrevía con el alemán y lo hacía todo en inglés, pero poco a poco te vas lanzando. Además de que el pensamiento de ser "echado p'alante" es muy importante, el no ya lo tienes y lo que has ido a hacer allí es conseguir clientes.
Econtré de todo, gente que te escupía en la cara, otra que acogía con buen grado el libro y el interés, otra que solo le interesaba las tarjetas y otras que lo que quería era hablar con alguien.
Fue algo curioso descubrir que en casi todos los stans españoles el hecho de que estuviese recién licenciada y con nada de experiencia era lo que más resaltaban, por lo tanto la negativa estaba en el aire. Sin embargo, en muchos otros puestos (hispanoamericanos por ejemplo y muchos británicos) el hecho de que con 23 años hubiese hecho una edición bilingüe de mis propios escritos y me hubiese ido a la feria del libro más importante del mundo a buscar nuevas oportunidades lo tomaban como un punto muy favorable, la experiencia ya vendría, pero teniendo un punto de partida así de fuerte era algo interesante.

¿Ha dado algún fruto?

Bueno, de la semana del 10 de octubre a aquí tampoco se puede contabilizar mucho, pero en este escaso mes y poco al menos una empresa coreana contactó conmigo para la traducción de un libro del inglés al castellano que supuestamente empezará en enero (aunque hasta que no tenga el texto delante no me lo creo). Además también conseguí muchos medio acuerdos que aún están por solucionarse aunque nada tangible.

¿Ha merecido la pena? 

Por supuesto. Aprendí mucho de cómo funciona el mundo empresarial del libro, además descubrí muchas cosas del mundo editorial, no sólo de la traducción. La experiencia fue increíble y me gustó sentirme en casa en el pabellón hispano (fue la primera vez que noté dentro de tanta internacionalidad como los hispanos tenemos un algo especial). Vine cargada de nuevas ideas, de mil tarjetas que aún sigo catalogando para volver a contactar con ellos y además hice unas piernas que más de una quisiera.

Disfruté mucho del manga
Disfruté de las nuevas tecnologías
¡¡Vi muchos gatitos!!

Me lo pasé como una cría
Y me apunté muchas cosas para mi futura inversión


Así que la moraleja de la historia es:
Trabajo puede haberlo en todos lados o en ningún lado: todo depende del esfuerzo que dediques. No lo dediques todo porque si no, te faltarán ganas de vivir, frikear con los amigos y tomarte tus cervecitas por la noche #TrueStory pero lo que hagas hazlo con ganas, con ánimo y ríe mucho.


P.D. por cierto, NI SE OS OCURRA no comer bien, sobre todo si sois unos adictos al azucar como yo, y sobre todo si estáis en un país con Alemania con unas tartas que dan ganas de llorar de felicidad y besar a toda la familia de la pastelera que te la pone.


La falta de azúcares puede desencadenar que te acuestes a las 9 de la noche y pienses que eres una blanda.

7 comments

Anhelle | 26 de noviembre de 2012, 12:45

¡Me has dado una envidieja de lo más gorda! Jo, a mí el mundo editorial me fascina más incluso que el de la traducción (y lo que más me gusta es que los dos están conectados). Así que para el próximo año, si vas, avísame con tiempo :P.

Inés Alcolea Llopis | 26 de noviembre de 2012, 12:55

No sé si con uno me es suficiente, lo que sí que quiero ir es a otras ferias del libro, enterarme de la de Londres y esperar a la de Madrid. Sé que no son tan multitudinarias pero vamos... hay que moverse por diferentes áreas. Pero aun así no descarto nada. Ahora sí, te habría encantado :)

Miriam | 26 de noviembre de 2012, 15:23

Por supuesto que ha merecido la pena¡¡ y como te he dicho el que siembra, recoge. Ánimo Inés¡¡¡¡

Unknown | 26 de noviembre de 2012, 23:59

¡Pedazo de entrada! Me ha encantado la crónica; seguro que ha sido toda una experiencia :).

Ya verás que da fruto.

Un saludo,

Sergio

Inés Alcolea Llopis | 27 de noviembre de 2012, 0:49

@Miriam: ya, gracias por tus ánimos cosica^^ ais qué haría yo sin ti.
@Sergio: me alegro de que te haya gustado la crónica, aunque me he saltado muchas cosas para no hacerla muy densa. Espero que los dé, sí. Y si no da tantos como los deseados al menos me lo pasé en grande.

Laura Moreno | 28 de noviembre de 2012, 3:30

¡Qué guay! ¡qué echada para adelante eres! seguro que da sus frutos, te deseo mucha suerte :)
(Qué pinta tiene la tarta de fresa, ¡¡qué envidia!!)

Inés Alcolea Llopis | 28 de noviembre de 2012, 6:31

¡Hola Laura! gracias por el comentario, espero que algo salga :)
Y sí, la tarta estaba deliciosísima.

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